3 errores que aumentan el riesgo de extorsión en el transporte público

Introducción

La extorsión se ha convertido en un “impuesto ilegal” que dueños de buses y pilotos cargan desde hace más de una década en Guatemala. Cada semana, grupos criminales —muchas veces operando desde las cárceles— exigen pagos por medio de transferencias bancarias. Y no se conforman con eso: en fechas como bono 14 o aguinaldo, piden montos adicionales.

El problema es tan grande que muchos empresarios sienten que ya lo han intentado todo: pagar puntual, dejar de pagar, pedir ayuda al gobierno, investigar las redes. Sin embargo, los grupos crecen, se diversifican y en ocasiones el mismo grupo se disfraza de otro para cobrar más.

La realidad es dura: no existe una fórmula mágica para erradicar la extorsión desde el ámbito individual, pero sí hay errores que hacen más vulnerable al empresario o al piloto, y que pueden evitarse para disminuir riesgos y, en algunos casos, hasta bajar el impacto económico.

Error 1: Subestimar el valor de la información

Las redes criminales se alimentan de datos. Muchos obtienen bases de datos filtradas —como información personal que quizás obtienen de algunos empleados de bancos o empresas de servicios que no tienen un buen manejo de los datos personales de sus clientes— y las cruzan con llamadas falsas en las cuales, por medio de ingeniería social, se hacen pasar por familiares de las víctimas para sacar más detalles. Así saben dónde vive alguien, quiénes son sus hijos o cuánto gana.En el transporte, cuando los pilotos revelan datos por teléfono, se le da al extorsionador la “materia prima” para operar.

Cómo reducir este riesgo:

• Solicita información a los bancos y a las empresas que te ofrecen servicios cómo la empresa eléctrica o alguna telefonía de cómo guardan y manejan tus datos personales.

• Está atento ante llamadas sospechosas que puedan sacarte información personal que te ponga vulnerable ante estos grupos criminales.

• Capacita a tu personal para identificar llamadas sospechosas y no dar ningún tipo de dato por teléfono ni por WhatsApp.

Recuerda: mientras menos sepan de ti y de tu gente, menos poder tienen contra ti.

Error 2: Creer que pagar resuelve el problema

Desde la década de los 2000’s, la extorsión en buses dejó de ser un hecho aislado y se volvió un sistema: cobros semanales mediante transferencias bancarias, con incrementos en fechas especiales. Pagar se volvió un hábito, casi como un impuesto paralelo.El error está en pensar que pagando “se soluciona”. La verdad es que pagar solo fortalece la red criminal: los grupos ven que el modelo funciona, suman más víctimas y hasta inventan nuevos cobros. Y si un dueño deja de pagar de golpe, las represalias suelen ser brutales contra pilotos o ayudantes.

Cómo reducir este riesgo:

• Reconoce que pagar no elimina el problema, solo lo prolonga.

• Explora estrategias colectivas con otros empresarios: documentar en bloque, presionar a autoridades, compartir información.

• Aplica tácticas de negociación bajo presión (como las que propone Chris Voss en su libro “Rompe la barrera del no” o “Never Split the Difference” en inglés):

  • Reflejar las últimas palabras: repetir las últimas 3 palabras para que te ayude a que la otra persona hable más y revele información, genera empatía que sienten que los entiendes y te da tiempo de pensar.

  • Nombrar la emoción: pone en palabras lo que parece sentir o pensar la otra parte. Sirve para desactivar emociones negativas, hace que la otra persona se sienta comprendida y te ayuda a bajar la tensión en momentos críticos.

  • Preguntas calibradas: son preguntas abiertas que ayudan a desplazar la carga del problema a la otra parte, te da más información sin que suenes agresivo, frena exigencias inmediatas.

Recuerda: no se trata de “dejar de pagar de golpe”, sino de quitar poder poco a poco, debilitando el incentivo económico.

Error 3: No tener protocolos claros de reacción

Los extorsionadores juegan con el miedo inmediato: “Si no depositas hoy, matamos a tu piloto”. En ese momento, si el piloto o el dueño no sabe qué hacer, puede actuar por impulso, pagar de su bolsa o negociar de forma individual. Eso abre más puertas al crimen.

Cómo reducir este riesgo:

• Establece un protocolo único de reacción: no negociar, colgar la llamada y reportar inmediatamente al canal central de la empresa.

• Define un canal exclusivo de comunicación (un número único, un grupo cerrado o incluso una app).

• Capacita a los pilotos en qué hacer si reciben un teléfono bajo amenaza: no usarlo como canal de negociación, sino entregarlo como evidencia.

• Apoya a tus pilotos legal y psicológicamente. Un piloto que siente respaldo de su empresa no se quiebra tan fácil ante una amenaza.

Documenta cada incidente (llamadas, números, cuentas de depósito). Con el tiempo, esta información es clave para denunciar colectivamente.

Cierre

La extorsión en el transporte no es un problema de falta de valentía ni de ingenuidad: es un sistema que opera como un impuesto ilegal y que ha demostrado ser difícil de erradicar. Pero sí existen formas de reducir el riesgo y proteger tanto las finanzas como a los pilotos:

1. Limita la información que compartes.

2. No caigas en la trampa de pensar que pagar resuelve.

3. Define protocolos claros de reacción.

Cada medida, por pequeña que parezca, es un paso para quitar poder a las redes criminales y recuperar un poco de control en medio del caos.El cambio no se logra solo, sino con estrategias colectivas y el uso de herramientas que te den más orden y visibilidad sobre tu operación.

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